Un blog en defensa de las mujeres de Hondarribia. Por su trabajo y constancia. Porque somos las que libramos esta batalla y ¡Por que seguiremos AL PIE DEL CAÑÓN!

viernes, 23 de julio de 2010

¿A qué se opone la parte tradicional? ¿Por qué ese comportamiento?

(Para responder a estas preguntas me baso en mi experiencia personal, contrastada con noticias y fotografías. He puesto algunos enlaces de páginas que he visitado por no incumplir ningún derecho. Como dato he de decir que el enlace de flickr pertenece a una mujer partidaria del mixto que ha sido incapaz de plasmar una sola agresión de las que tanto hablan. Os invito a que visitéis su página.)

Desde la victoria del 7 de septiembre del año 1638, cada 8 de septiembre se realiza el alarde de armas por todo el pueblo. Consiste en 21 compañías compuestas por un número variable de hombres (como soldados) y una sóla mujer en cada una de ellas como cantinera (excepto en la primera, la escuadra de hacheros, en la que sólo hay participación masculina).
Desde hace unos años un grupo de personas se movilizan con la idea de establecer un alarde mixto en el que las mujeres puedan desfilar también como soldado, pero hasta el momento sólo han conseguido formar una compañía (Jaizkibel) con permiso para desfilar como manifestación.
Cada año, medios de comunicación politizados y seguidores de este alarde mixto, nos hacen creer que el tradicional se opone a la presencia de mujeres en el alarde como soldados, tanto en el suyo como en el mixto, y que por eso se dan las situaciones que podemos ver en la Calle Mayor cada 8 de septiembre.
Lo cierto es que todos entendemos que esas mujeres tienen derecho de desfilar como soldado si es lo que quieren, pero es el mismo derecho que tienen los miles de personas restantes de vivir la tradición tal y como es desde sus inicios: con la representación femenina únicamente en forma de cantinera.
Puesto que ambas posturas son legítimas los prtidarios del alarde tradicional propusieron la existencia de dos alardes: uno tradicional y otro mixto (con la participación de las mujeres también como soldado), pero la compañía Jaizkibel (única representante del alarde mixto aún no legalizado) siempre se ha opuesto a toda opción que no sea participar en el alarde tradicional. Si esta reivindicación se hiciese de forma pacífica, por medio de diálogo y por vía judicial, no habría más rivalidad que la que provoque el derecho a defender la postura de cada uno de manera civilizada. El problema viene cuando desde el comienzo de este conflicto se ha intentado introducir presencia femenina entre las filas de soldados de manera violenta, irrespetuosa y completamente irresponsable.
El primer año, en 1996, durante el alarde del día 8, un grupo de hombres y mujeres que permanecían agazapados en un portal, irrumpieron en la compañía Kosta (del alarde tradicional) con la intención de introducirse a la fuerza en el desfile, sabiendo la tensión que crearía su actuación entre hombres que como parte de la indumentaria portan escopetas y sin miedo a arriesgar la integridad de los niños que les siguen como cuberos. Se vivieron momentos de verdadera tensión, se tuvo que detener el desfile, algunos hombres se tuvieron que dedicar a proteger a las cantineras y los niños apartándolos de aquella escena, y se necesitó la ayuda de la ertzaintza para que desistiesen en su burdo intento.
Otra de las actuaciones que se dan durante los días de fiesta consiste en depositar la Bandera de la Ciudad junto a una reproducción de la Virgen de Guadalupe en la parroquia del pueblo. Esto ocurre el 15 de agosto y permanece allí hasta el 8 de septiembre. Bien, pues otra de las formas que tuvo Jaizkibel de reivindicar su derecho a desfilar fue infiltrándo a un grupo de personas en la parroquia el día 7 de septiembre haciendose pasar por turistas antes de que se realizase todo lo explicado anteriormente. Una vez dentro obligaron a que se cerrasen todos los accesos a la parroquia, secuestrándo por unas horas a las personas que habían sorprendido en el interior. Pidieron la presencia del Alcalde amenazando con que no saldrían a menos que se pudiesen llevar consigo la Bandera de la Ciudad y con la certeza de que al día siguiente podrían desfilar en el alarde tradicional. Más tarde tuvieron que pedir protección por parte de la ertzaintza porque todas las salidas estaban colapsadas por la gente del pueblo que se había echado a la calle con el propósito de impedirles que llevasen a cabo su intención.

Después de estas y otras vergonzosas actuaciones, Jaizkibel y sus seguidores decidieron continuar por la vía de la ironía y provocación algo más sutil intentando hacer que seamos los "tradicionalistas" los que caigamos en eso quedando como únicos intolerantes y agresores. Pero lo cierto es que por nuestra parte siempre se intenta llegar a un acuerdo racional, ya que lo que queremos es poder disfrutar de nuestras fiestas en paz. Para ello se ha propuesto la existencia de dos alardes y la han denegado, se ha propuesto realizar un referendum para saber cual es la opinión del pueblo porque ellos dicen que una fiesta tiene que representar al pueblo, y se han negado a hacerlo porque dicen que el derecho a desfilar como soldado es inalienable, se les concede los horarios que piden (justo antes del tradicional) y se soporta cada año que alarguen la subida a la Calle Mayor (zona más tensa del desfile) alargando también los momentos de tensión, soportamos agresiones como culatazos de escopeta, pisotones, codazos, incluso pequeñas bombas de gas tóxico que luego dicen que son petardos que lanzan hacia ellos, provocaciones directas como las de personas que se detienen frente a nosotros mirándonos a los ojos y con risa irónica nos insultan, y aún tenemos que escuchar que nosotros agredimos y somos intolerantes. Aún así, durante su desfile (calificado como manifestación) incumplen la normativa que se aplica al alarde por motivos de seguridad, como no disparar las armas fuera de las descargas, y crean situaciones de riesgo para la gente que está en las calles. Se les ha llegado a ver apuntando a personas de las aceras, que, aunque la munición debe ser de fogueo, no deja de ser arriesgado.

Las actuaciones que se llevan a cabo en la Calle Mayor son la respuesta más rotunda y pacífica que se nos ocurre, porque cada año chicas y  mujeres de muy diferentes edades permanecen en las aceras de esa calle desde la noche anterior para ver su alarde en primera fila la mañana del día 8, y la compañía Jaizkibel no acepta desfilar después del alarde tradicional para permitir que toda esa gente pueda irse si no quiere verles. Pero no lo hacen porque saben que ahí las emociones están a flor de piel y que se salta mucho antes ante sus provocaciones y tras esto su argumento más sólido es "si no queréis verlas no estéis ahí". Es por eso por lo que se despliegan las pancartas que tanto bombo se les da en las que se puede leer "No hemos venido a veros" y se reparten paraguas o plásticos negros para buscar una metáfora de inexistencia de toda la gente que está ahí pero no quiere verles a ellas, porque realmente estamos para ver nuestro alarde y porque si desfilasen después o si aceptasen alguna propuesta alternativa no habría problema.

Protestamos ante sus incansables agresiones y su negativa a poner algo de su parte para solucionar este problema no ante la presencia de mujeres como soldado en un alarde mixto.